La desaparición física de Omar Lares, para muchas de nosotras tuvo una significación muy particular, ya que domingo a domingo, nos dábamos a la tarea de revisar las páginas de El Universal buscando, su columna “SPRIT”, en la cual todas deseábamos aparecer, aunque fuera una mencioncita, todas, desde la intelectual más densa y crítica de las frivolidades, hasta la más superflua y banal (por supuesto que en ambos casos, fans a rabiar de nuestro querido y nunca bien ponderado Roland).
Revisamos la columna concienzudamente, urgando detalladamente para ver si Lares, hacía referencia al último Rolex de Titanio que salió al mercado apenas el verano pasado, para enterarnos quienes eran esos venezolanos milli milli que se lo habían regalado a su consorte sin evitar mencionar con el piquete acostumbrado al señalar, que uno de ellos había sido atrapado adquiriendo más de una pieza en el 665 de la 5° Avenida. El Notición!!!!
Y es que este periodista era más que sorprendente, porque se diversificaba, pensar que tuviera la capacidad de escribir de manera inteligente, sobre actualidad nacional, política, economía, finanzas públicas, tauromaquia, béisbol y boxeo, los días jueves y luego los domingos nos deleitara con el complicadísimo tema de escribir sobre lo más encumbrado y dilecto de nuestra sociedad caraqueña, sus gustos, placeres y lugares predilectos, destacándose además por ser un extraordinario entrevistador. La verdad un ser humano único, muy difícil de sustituir.
Un hombre con estas condiciones obviamente tenía que ser una excelente copa y la anécdota que a continuación les relato y que me fuera regalada por un viejo abogado y amigo, ocurrió en “El Mesón de Andrés”, ese lugar que por avatares de la vida queda en Chacao, pero que al pasar el umbral de su puerta uno se siente como en la máquina de “Back to the Past o to the Future” , la de “Star Trek”, y es así montadas en la nave es como nos tele transportamos a nuestro barcito predilecto en La Gran Vía.
Cuenta mi amigo y cito para no perder detalle: “Un grupete de colegas, habitues del lugar y contertulios avezados, discutíamos sobre boxeo, sus grandes ídolos, las mejores peleas de todos los tiempos, los locutores que hicieron historia y sin ton ni son en medio del fino libar, hizo su entrada en el lugar, Omar Lares, como siempre impecable en su vestir y por supuesto muy bien acompañado. En ese momento la discusión se centraba en una de las voces más importantes de la locución deportiva: el sensacional Buck Canel, específicamente se discutía con respecto al lugar de nacimiento del perifoneador, algunos señalaron que era cubano, otros dominicano y en ese momento alguien tuvo la brillante idea de señalar, porque no consultamos a Omar Lares? A lo que todos unánimemente asintieron, si es que estaba allí mismo, nadie más autorizado. Fue así como lo invitamos a la mesa y lo inquirimos, como si se tratara del “Tío Simón”, contésteme una pregunta: donde nació Buck Canel? El interpelado, sin pestañear, no tardó un segundo en responder: en Buenos Aires, Argentina. Todos nos quedamos perplejos y boquiabiertos, ese hombre que ha pateado todos los stadiums de pelota del Caribe, incluyendo los de su ciudad más al norte, que como dice el “Libro de la Salsa”, es Nueva York, nació en Buenos Aires!!! Allí, donde lo más parecido a una mascota que se haya visto, la tienen Susana Jiménez y Catherine Fulop, lo insólito, increíble. Pero esa simple pregunta, generó que al amigo Lares, le pasaran el switch a “ON”, y entonces empezó a cantar y se le soltó la lengua, fue así como contó mil anécdotas, nos habló, de las incomodidades, pero al mismo tiempo del ambientazo del “Polo Grounds”, del último juego de los Dodgers en el Ebbets Field de Brooklyn, de su amistad con Fangio, de los cientos de juegos en el viejo “Yankee Stadium” al lado de Pancho Pepe, de su rivalidad de altísimo nivel con el hombre de las corbatas hermosas quien fuera el galán de todos los tiempos, Abelardo Raidi, del cruce de derecha de Muhammad Ali a Sony Liston en la segunda pelea en el 65, de la que armó Cesar Girón en la Feria de Sevilla, en 1954, ah Cesar Girón!!!! tan amigo de la casa, y pare usted de contar… en mi opinión y para terminar mi relato, convencido como estoy que una de las mejores maneras de entender la historia contemporánea de los pueblos es a través del deporte y sus protagonistas”.
Cuando mi amigo terminó su historia me senté a reflexionar como lo hacemos las chicas normalmente con relación a esta anécdota, y así permanecí por un buen rato, recordando que él, mi amigo del alma, en su relato reflejaba quien es, un deportista empedernido, amante del deporte, un gran fanático del viejo boxeo y recordé que una mañana hace ya varios años, desayunado juntos en Los Roques, donde pasamos momentos KODAK, me miró fijamente a los ojos con esa carita lujuriosa con la que usualmente me contempla y dejó escapar una frase, que aunque no entendí del todo, me marcó inexorablemente, quedando grabada para siempre en mi corazón: “Negrita, lo que usted hizo anoche fue un homenaje póstumo a los grandes de la “Cabalgata Deportiva Gillete”: Pancho Pepe, Buck Canel, El Musiú, Felo Ramírez, Delio Amado y otros”. Sin la menor duda, si ese momento mágico se repitiera hoy día, ese diablito sin remedio, de seguro incluiría en su “piropo” a Omar Lares. Ojala, que donde estés mi estimado e inolvidable Omar, haya buen boxeo, béisbol y toros. Y Ole!
LETICIA DE BEUVOIR CABELLO
Maria A Dubuc 